INICIO TURNO 3
Landaris
entro en el Li´ sir´ale con cierto temor y respeto. Siguió con las
manos los extraños glifos grabados en la piedra sintiendo el mensaje que
transmitían.
Las
piedras estaban frías antes de entrar pero al contacto del mago elfo un
leve fulgor había despertado algo en el interior del gran edificio, un
suspiro pareció salir de lo profundo del pasillo de entrada. Landaris se
giro creyendo ver algo justo en el borde del limite de su visión.
¿había sido una ilusión?
La
piedra se templaba de forma cada vez más visible, iluminándose con un
fulgor rojizo que poco a poco pasaba a un tenue dorado. El orden parecía
aleatorio al principio, pero al mago le pareció distinguir un orden en
el caos, un complejo sistema de conexión entre los glifos. La sensación
de familiaridad era cada vez más acuciante, había visto aquellos
símbolos antes...
De pronto el mago retiro las manos con reverencia y trastabillo hacia atrás; habría caído de no estar Uriel´is para sujetarle.
- ¿Que sucede hermano?- El héroe elfo observo preocupado la lividez de su amigo.
El
mago miro a Uriel´is como si se percatase en ese momento de su
presencia. - Hay pocos en el mundo que puedan siquiera comprender los
más sencillos de estos símbolos.- Hizo una pausa para tragar saliva.- Y
aun menos que puedan comprender el significado completo. Estas runas
tienen más edad que el propio tiempo, hermano; y ante ellas hasta la
grandeza de Ulthuan no es más que juegos de niños en un estanque en
verano.-
La
alusión a la insignificancia de su pueblo sobresalto a Uriel´is; pero
antes de poder contradecir a su amigo este pronuncio una palabra, apenas
un susurro, no habría podido decir el héroe elfo si lo había leído en
el rostro de su amigo o si lo había escuchado realmente, pero le golpeo
como una sentencia; como la roca de una montaña, como el peso de un
dragón; con la fuerza de una certeza segura:
- Ancestrales.
-
(movimiento y recaudación)
EVENTO ALEATORIO
Elun´oras pasea por la terraza del edificio de gobierno de Puerto Hagen bañado por la luz de la primera luna con la misiva de sus dos amigos en la mano.
Elun´oras pasea por la terraza del edificio de gobierno de Puerto Hagen bañado por la luz de la primera luna con la misiva de sus dos amigos en la mano.
La
carta en si le traía esperanzas de futuro, pero a la vez temor.
Debería a ver estado con ellos, no les habría permitido acercarse a las
montañas dragón a enfrentarse a tan poderoso enemigo solos, aun no
estaban preparados. No se lo
podía reconocer ni a si mismo, pero una vocecilla interior le decía que el germen de la envidia también le atenazaba el
corazón.
No debía envidiar los logros de Uriel´is y Landaris, el mismo había educado al primero en las artes del combate y enviado al segundo a saphery.
¡Pero no era justo! Una mueca de furia, apenas percibida si su
acompañante no fuese ducho en interpretar los menores gestos, cruzo la
cara del elfo.
- ¿Y dices que tomaron rumbo a las montañas? ¿Y que hay del Li´sir´ale, no te dieron ningún mensaje al respecto?- Pregunto el noble elfo.
El otro elfo vestía las ropas sencillas de un explorador, cuero de buena calidad pero barato, botas de fieltro y guantes del mismo material. Aguanto la mirada de Elun´oras, las instrucciones de su señor Uriel´is habían sido claras, no debía informar a Elun´oras de los descubrimientos que se rumoreaba había encontrado el mago dentro del monolito. Arne no entendia aun que pasaba, ni era necesario que lo entendiese, notaba un malestar en presencia del noble Elun´oras, como si la sombra de este se moviese una décima de segundo más despacio que el propio noble.
- Nada, mi señor, el mago no pudo entrar en el diente del Kraken, como lo llaman los hombres. Cuando marche mi señor Uirel´is se preparaba para su expedición a las montañas.-
Elun´oras vuelve a mirar hacia la terraza, hacia el puerto maloliente de aquella ciudad de ladrones. El noble elfo aun se resentía por haber tenido que pagar para poder ser nombrado "gobernador" de la ciudad. Un titulo tan vació como efímero dado que los gremios de asesinos son los que realmente gobernaban la ciudad. -"Si contase con más hombres..."- El pensamiento de Elun´oras se vio interrumpido por la entrada de uno de sus ayudantes de cámara, que entro apresuradamente en la habitación:
- Velas mi señor, en el cabo del puerto y acercándose.- Informo el mayordomo. Elun´oras lo miro fijamente y enarco una ceja, esperando una explicación para interrumpirle tan tarde en sus propios aposentos para informarle del hecho nada extraordinario de la llegada de un barco en una ciudad portuaria. Si aquello era todo el mayordomo tendría un escarmiento.- Tienen...el escudo del fénix.- el elfo trago saliva y callo, visiblemente afectado.
El fénix, un enviado del Rey elfo. ¿Porque querría entrometerse el rey en algo tan sencillo? Pronto lo averiguaria.
- Que preparen mi carruaje.- Con un gesto despidió al mayordomo. - gracias sombra veloz por tu ayuda. Habla con el capitán de la guardia, que te asigne aposento y comida; por la mañana partirás con un mensaje para tu señor.-
Con una reverencia el explorador se retiro dejando a Elun´oras preparándose mentalmente para quien quiera que estuviese a bordo de los barcos.
++++++++++
El barco se detuvo silenciosamente, como si en vez de marineros mortales unos espectros manejasen el mismo.
La pasarela choco contra el suelo y al instante unos seres totalmente acorazados con unas enormes espadas de doble filo a la espalda, avanzaron por la misma para desplegarse si un ruido en el puerto. Una figura, ataviada de forma parecida a los maestros de la espada, descendió del barco y, atravesando toda la formación se dirigió a Elun oras, que esperaba arrebujado en su abrigo de piel un poco más haya.
- Alissera´e, mi señor. Le traigo saludos del Rey Fénix, y de su hermano, el Gran Teclis, soy Orel, caballero de Elyrion y comandante en jefe de las fuerzas de apoyo.-
- ¿Fuerzas de apoyo?- Pregunto Elun´oras.- ¿Por que?-
- Mi señor, desconozco los motivos, sólo se que el señor Teclis esta preocupado por los descubrimientos que el mago asignado a su excelencia ha realizado ultimamente. Han llegado ciertos mensajes hasta él donde le indicaban que la situación podia volverse delicada.- El elfo sostuvo la mirada de enfado de Elun´oras.
- Esta bien, pasad y planearemos nuestro siguiente movimiento. Bien puedes unirte a Uriel´is en una semana si no he recibido noticias de ellos en breve. Pero por ahora pasa, ven al palacio que los humanos tan amigablemente me han cedido para gobernar esta ciudad.-
- ¿Y dices que tomaron rumbo a las montañas? ¿Y que hay del Li´sir´ale, no te dieron ningún mensaje al respecto?- Pregunto el noble elfo.
El otro elfo vestía las ropas sencillas de un explorador, cuero de buena calidad pero barato, botas de fieltro y guantes del mismo material. Aguanto la mirada de Elun´oras, las instrucciones de su señor Uriel´is habían sido claras, no debía informar a Elun´oras de los descubrimientos que se rumoreaba había encontrado el mago dentro del monolito. Arne no entendia aun que pasaba, ni era necesario que lo entendiese, notaba un malestar en presencia del noble Elun´oras, como si la sombra de este se moviese una décima de segundo más despacio que el propio noble.
- Nada, mi señor, el mago no pudo entrar en el diente del Kraken, como lo llaman los hombres. Cuando marche mi señor Uirel´is se preparaba para su expedición a las montañas.-
Elun´oras vuelve a mirar hacia la terraza, hacia el puerto maloliente de aquella ciudad de ladrones. El noble elfo aun se resentía por haber tenido que pagar para poder ser nombrado "gobernador" de la ciudad. Un titulo tan vació como efímero dado que los gremios de asesinos son los que realmente gobernaban la ciudad. -"Si contase con más hombres..."- El pensamiento de Elun´oras se vio interrumpido por la entrada de uno de sus ayudantes de cámara, que entro apresuradamente en la habitación:
- Velas mi señor, en el cabo del puerto y acercándose.- Informo el mayordomo. Elun´oras lo miro fijamente y enarco una ceja, esperando una explicación para interrumpirle tan tarde en sus propios aposentos para informarle del hecho nada extraordinario de la llegada de un barco en una ciudad portuaria. Si aquello era todo el mayordomo tendría un escarmiento.- Tienen...el escudo del fénix.- el elfo trago saliva y callo, visiblemente afectado.
El fénix, un enviado del Rey elfo. ¿Porque querría entrometerse el rey en algo tan sencillo? Pronto lo averiguaria.
- Que preparen mi carruaje.- Con un gesto despidió al mayordomo. - gracias sombra veloz por tu ayuda. Habla con el capitán de la guardia, que te asigne aposento y comida; por la mañana partirás con un mensaje para tu señor.-
Con una reverencia el explorador se retiro dejando a Elun´oras preparándose mentalmente para quien quiera que estuviese a bordo de los barcos.
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El barco se detuvo silenciosamente, como si en vez de marineros mortales unos espectros manejasen el mismo.
La pasarela choco contra el suelo y al instante unos seres totalmente acorazados con unas enormes espadas de doble filo a la espalda, avanzaron por la misma para desplegarse si un ruido en el puerto. Una figura, ataviada de forma parecida a los maestros de la espada, descendió del barco y, atravesando toda la formación se dirigió a Elun oras, que esperaba arrebujado en su abrigo de piel un poco más haya.
- Alissera´e, mi señor. Le traigo saludos del Rey Fénix, y de su hermano, el Gran Teclis, soy Orel, caballero de Elyrion y comandante en jefe de las fuerzas de apoyo.-
- ¿Fuerzas de apoyo?- Pregunto Elun´oras.- ¿Por que?-
- Mi señor, desconozco los motivos, sólo se que el señor Teclis esta preocupado por los descubrimientos que el mago asignado a su excelencia ha realizado ultimamente. Han llegado ciertos mensajes hasta él donde le indicaban que la situación podia volverse delicada.- El elfo sostuvo la mirada de enfado de Elun´oras.
- Esta bien, pasad y planearemos nuestro siguiente movimiento. Bien puedes unirte a Uriel´is en una semana si no he recibido noticias de ellos en breve. Pero por ahora pasa, ven al palacio que los humanos tan amigablemente me han cedido para gobernar esta ciudad.-
BATALLA
Uriel´is entro asomo por las rocas que daban al claro para confirmar lo que sus ojos habian visto.
Al otro lado, la enorme figura escamosa de un dragón parecía dormitar calentándose bajo los rayos del sol. Sus doradas escamas emitían reflejos en todas direcciones, como si una enorme coraza de lamas del mas puro oro hubiese cobrado vida.
Mirando con atención Uriel´is pudo ver un par de destellos tras el dragón, en las profundidades de la cueva; los huevos que buscaban debían estar allí. El dragón que los guardaba era demasiado adulto y salvaje, jamas podrían controlarlo. Aunque tardasen años en madurar, merecía la pena tener esos huevos, les permitiría negociar con los Maestros Dragón y pedir su apoyo.
La voz de Landaris resonó fuerte y clara en la mente de Uriel´is "Estoy listo, hermano. Puedo relentizar las acciones del dragón brevemente manteniendo su mente ocupada en un duelo mental, como te dije, pero debemos tener cuidado y ser rápidos. Cualquier ataque romperá el hechizo y sin duda el contacto con los huevos hará que el vinculo que mantiene con ellos haga prevalecer su instinto de supervivencia"
El noble elfo no estaba dispuesto a arriesgarse a algo tan tenue como un duelo mental. Con una señal hizo que sus hombres asomasen por encima del promotorio donde se ocultaban para disparar al dragón, no creía que pudiesen matarlo pero si hacerlo huir si lo atacaban con la suficiente contundencia.
Un borrón dorado le demostró lo equivocado que estaba...
Antes de que los arqueros tuviesen tiempo de terminar de colocarse el Dragón lunar abrió repentinamente sus reptilianos ojos y ataco. En una fracción de segundo estaba encima de Uriel´is y sus hombres, las apresuradas flechas lanzadas por los elfos rebotaron en sus bruñidas escamas sin causar efecto alguno. Una enorme zarpa del tamaño de un elfo golpeo a uno de los guardias del mar que salio despedido como si fuese un muñeco de juguete lanzado por un niño. El sordo golpe del soldado contra las paredes de piedra se clavo en el oído del noble elfo a pesar del ensordecedor rugido del dragón al girar la serpentenante cabeza hacia él.
El dragón lanzo sus fauces abiertas contra el elfo pero a medio camino se paro en seco. Movió la enorme cabeza de un lado a otro desorientado. Uriel´is miro mas allá del dragón y vio a su amigo totalmente parado, concentrado, desde esa distancia podía ver el sudor que perlaba la frente del mago. Los guerreros del mago mantenían una nerviosa formación defensiva a su alrededor.
No sabiendo cuanto tiempo aguantaría Landaris, uriel´is se apresuro hacia la cueva seguido por sus hombres que no perdían de vista al acorazado monstruo.
El dragón se estremeció repentinamente y su brusco movimiento fue mas de lo que podían aguantar los templados elfos del mago, que aguardaban a escasos cincuenta metros del dragón. Uno de los guerreros grito que el dragón atacaba y disparo. La única fortuna del disparo fue que acertó en el cerrado ojo del monstruo. Un rugido de dolor resonó por todo el barranco devolviendo ecos de dolor. Landaris cayó al suelo roto el vinculo del duelo mágico repentinamente.
- Dis...parad...- No había tiempo para recriminaciones. El dragón se abalanzaría sobre ellos de inmediato y el mago no tenia fuerza aun para retomar el duelo.
La guardia del mar no necesito que le repitiesen la orden, con un gesto fruto de la practica los guerreros cargaron sus arcos y empezaron a disparar andanada tras andanada.
las alas del dragón se desplegaron repentinamente ante la lluvia de flechas desviando la mayoría. Las gruesas escamas hicieron el resto y los proyectiles rebotaron sin daño o se clavaban superficialmente, lo que sólo sirvió para acrecentar aun mas el odio de la bestia hacia aquellos bipedos que se atrevían a molestarle. Con un gesto retiro la reptiliana cabeza hacia atrás hinchando el pecho.
- !Llamaradas¡ - Le dio tiempo a gritar al capitán de los elfos mientras se agachaba intentando esquivar el fuego de dragón que impacto en el centro de las filas elfas. La impacto le siguieron un par de gritos de dolor inhumano mientras dos elfos salían corriendo de la formación convertidos en antorchas humanas.
Landaris recupero por fin el suficiente poder mágico y volvió a desatar el duelo mágico con el dragón, que de nuevo quedo paralizado.
Uriel´is y sus hombres se habían detenido momentaneamente ante el ataque del dragón debatiéndose entre atacarlo desde la retaguardia o continuar hacia la cueva.
El nuevo trance del monstruo saco de dudas al noble elfo que empezó a correr hacia la cueva mientras sus hombres le cubrían.
Al llegar al oscuro agujero el elfo tuvo que esperar unos segundos mientras su visión se adaptaba a la oscuridad. Busco con la mirada y no tuvo que esperar mucho hasta dar con lo que buscaba. Tres rocas que le llegaban hasta la cintura, levemente ovaladas y de un color dorado apagado descansaban entre un montón de cenizas y brillos dorados. al acercarse Uriel´is pudo comprobar que los destellos eran en realidad monedas de oro.
- Var´ys; Mordia, acercaros y coged los huevos. Yo cogeré el tercero, a mi orden. - Dos elfos salieron de la formación para acercarse a las rocas. - Lohras, en formación, según los cojamos quiero que empecemos a disparar al dragón mientras corremos a cubierto tras las rocas del Norte. - Un gesto de asentimiento del capitán de los guardias del mar siguió a las instrucciones, pero Uriel´is estaba concentrado ya en el huevo.
Tras un par de segundos de vacilación los elfos agarraron los huevos. Fuera se desato un infierno. El dragón lunar, roto el duelo mágico y notando que se llevaban su mas preciado tesoro enloqueció lanzando llamaradas en todas direcciones. Los elfos disparaban las flechas casi sin ver a causa del humo y de la carrera.
Nada mas romperse el vinculo, Landaris y sus hombres empezaron a replegarse hacia las rocas de nuevo. el dragón, no sabiendo donde estaba el ladron de sus huevos, desato su furia sobre los elfos del mago. un apresurado hechizo de protección desvió la mayor parte del ataque flamigero del monstruo, pero este no estaba dispuesto a dejarlos ir y cargo contra los elfos.
El rápido repliegue evito la mayor parte de la carga pero uno de los guerreros de Lothern cayó bajo las garras del dorado monstruo mientras huía, siendo despedazado y devorado con una saña que demostraba un odio atroz hacia aquellos que le habían hecho daño para luego robarle. pero esos preciosos segundos en que el dragón se encontraba destrozando al elfo fueron bien aprovechados por estos, ocultándose tras las rocas escaparon al fin del campo de visión del dragón y empezaron a correr hacia la espesura de la montaña que haría que su rastro se perdiese, o al menos eso esperaba Uriel´is. La menos habían conseguido su objetivo, gracias a esos huevos las fuerzas de Uriel´is serian aun mas fuertes y podría reclamar el resto de los Li´ser´ale para defender a su pueblo.
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